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Inter...cambio

Conozco a Helena desde que empecé a cursar la primaria, hemos sido amigas desde el primer día de estudio y desde ese momento nunca más hemos estado lejos la una de la otra.


Inclusive cuando estábamos por terminar la secundaría decidimos estudiar la misma carrera en la misma universidad para seguir juntas y porque no solo somos buenas amigas, también hacemos buen equipo para estudiar o trabajar.


Nos entendemos a la perfección y nos conocemos tanto que muchas veces no nos tenemos ni que hablar para saber lo que la otra piensa, me da risa porque nuestros novios muchas veces nos dicen que parecemos telepatas.


Eramos tan ridículamente unidas que en todas partes nos conocían como las siamesas, no había forma de separarnos, ni con cirugía.


Nos sabemos la vida de pe a pa de la otra, los desamores y secretos más íntimos, TODOS completamente todos hasta los que hacemos y como lo hacemos con nuestros novios.


Si algo es sagrado para nosotras, es una llamada de auxilio, dejamos todo tirado sin importar nada por correr a apoyarnos.


---


En los últimos semestres de la carrera se nos abrió la oportunidad de presentarnos a una pasantía de intercambio en Canadá y nos empeliculamos con el hecho de tener que aprender francés, la lengua más romántica y erotica del planeta para podernos presentar.


Hicimos todos los papeles, vueltas de visado y no podíamos de la emoción. Hasta que nos dieron la noticia de que solo habían aceptado a Helena porque el presupuesto del programa lo habían tenido que recortar y ella me había ganado por solo unos puntos en el examen de ingreso.


El mundo se nos fue abajo, por primera vez en la vida después de 16 años de amistad íbamos a estar separadas y lo peor a kilómetros de distancia. Helena inclusive iba a rechazar la propuesta y me toco convencerla de que una oportunidad como esa no se da dos veces, igual con la ayuda de Internet íbamos a poder hablar todos los días.


Nos despedimos casi un mes, hicimos planes para que vernos todos los días, excepto la noche antes de su viaje que la tenía reservada para despedirse de su novio. Mi tusa por la separación era como si me arrancaran el alma. Aunque mi novio hizo planes para no sentirme aburrida le dije que mejor nos quedábamos en su casa bebiendo y "viendo" alguna película.


Ya estábamos bastante tomados y obviamente teniendo sexo, él estaba acostado en la cama y yo encima sin camisa cabalgando sobre su miembro sin quitarme la falda. La pantalla de mi teléfono se iluminó y empecé a escuchar el timbre que tengo diferente para ella. Me estiré para alcanzar el teléfono y mi novio me preguntó.


- ¿Vas a contestar en este momento?

- Lo siento es Hele


Para que no apagar del todo el momento, le contesté y seguí moviendo mi cuerpo sobre él y le pedí que hiciera silencio.


- ¡Manu! --me grita llorando--

- ¿Que pasó Hele? ¿qué pasó?

- El estúpido de Raúl me terminó por teléfono, me dejó tirada con todo lo que había preparado para él y ni siquiera quiso venir a despedirse


Lloraba la pobre como una Magdalena y no tenía que decir más para saber que me necesitaba.


- Ya voy para allá amiga

- ¿Vas para ¡QUE!? --dijo mi novio molesto--


Le callé la boca, le hice muecas de enojo por interrumpir y apreté mis piernas girando para un lado para que no pudiera seguir moviéndose.


- Manu, no te quería molestar, yo sé que estas...

- Ya voy para allá, bye --le lancé un beso y colgué--


Me separé de mi novio levantándome de la cama y me comencé a vestir de prisa mientras pedía un Uber.


- Manuela ¿en serio? ¿me vas a dejar así?

- Amor lo siento, es una emergencia

- Siempre es igual con Helena


Lo miré con fuego en los ojos, él torció la cara al darse cuenta que la había cagado al tratar de ponerse por encima de ella. Levantó las manos en señal de disculpa.


- ¿Al menos podemos terminar lo que empezamos? --me miró señalando su miembro--

- Que te sirvan esas manos para algo


Le grité mientras salía de la habitación azotando la puerta. Me quedé afuera de su casa esperando a que llegara el Uber que afortunadamente no estaba tan lejos.


---


Ella abrió la puerta, estaba bañada en lágrimas completamente destrozada. Yo me lancé a darle un abrazo para que apoyara su cabeza en mi hombro y consentirla con mis dedos entre su cabello.


- Ya mi bebe, ya estoy acá


Cerré la puerta con el pie y la llevé abrazada hasta el sofá. La pobre estaba completamente destruida, ahora no solo tenía que lidiar con nuestra separación sino con el rompimiento de un hombre desalmado.


Me contó todo como había sucedido, me daban ganas de ir hasta donde estaba y darle una buena golpiza por imbécil.


- ¿Cómo se atreve ese idiota? mi pobre niña

- Compre vino, una tabla de quesos, velas y hasta esto --se abrió el vestido para mostrarme la sexy ropa interior--

- Que rabia, maldito infeliz.... pero ya estoy acá y no quiero que estés triste porque mañana comienza una nueva aventura

- Si, una en la que tu no estas --más lloraba--

- Ya hablamos de eso Hele, solo va ser un año

- Un año es como toda una vida


Ella vivía en una pequeño aparta-estudio sin divisiones por lo que sala, cocina y cama se encontraban en el mismo lugar. Traté de cambiarle el tema para sacarla de ese estado.


- ¿Ya terminaste de empacar? --le pregunté al ver que aún tenía maletas abiertas--

- No lo deje para mañana temprano para poder despedirme de Raúl

- No vuelvas a mencionar a ese infeliz, nunca más, no se merece ni eso


Estuvimos terminando de empacar todo lo que aún estaban pendientes. Organizamos maletas, las cajas y cosas que le iba a guardar en mi casa mientras tanto.


- ¿Y ahora que hago con todo esto?

- Pues, para que estamos las amigas


Prendimos las velas, colocamos musiquita a volumen moderado. Una lista compartida en Spotify que llevábamos años construyendo juntas. Empezamos a beber y recordar historias de toda nuestra vida. Al fin logré cambiarle la cara, ahora reía a carcajadas y estaba feliz, justo como me gusta verla.


El vino que ni siquiera nos preocupamos por servir en copas, sino que tomábamos directo de la botella como buenas despechadas ya nos tenía bastante mareadas y nos ayudó a relajar.


Inclusive repasamos la historia con nuestros mejores ex y vaya cara que hizo cuando le recordé a Jorge, su segundo hombre con el que a diferencia del primero si pudo explorar plenamente su sexualidad y a día de hoy aún la hace dar escalofríos, lastimosamente también cayó en la lista negra cuando lo descubrí montándole los cachos.


- Ay Manú, mira cómo me pongo --levantaba su mano con los pelitos erizados--

- Ese si no habría desperdiciado ese regalo


Le dije entre risas levantándole la falda y descubriendo que no solo tenía ropa interior de encaje sino también unos ligueros.


- Pero que zorra


Ella se bajó la falda y se tiró hacía atrás en el mueble riendo a carcajadas.


- Era la despedida, tenía que hacer algo para que no me olvidara

- Y el muy imbécil se lo perdió

- Si, hasta iba a bailar para él y que me tomara fotos

- ¿Fotos? eso no es muy...

- Peligroso, sí, pero así soy de estúpida


Sus ojos se encharcaron, le pasé los dedos bajo los parpados y sequé sus lágrimas.


- No, ese idiota no se merece ni siquiera que llores por él


Vi un sombrero que habíamos comprado en uno de los viajes colgado en el perchero y se me ocurrió algo para subirle el ánimo.


- Espérame acá --con risa misteriosa--


Me levanté a coger el sombrero, saqué una corbata que usamos para disfrazarnos en Halloween de "MIB" y me metí al baño cerrando la puerta.


- ¿Qué haces Manuela? estas loca --golpeaba la puerta-- ábreme


Sin que ella dejara de tratar de abrir golpeando la puerta y girando el pomo, me pinté una barba a toda prisa con el lápiz para las cejas, me coloqué la corbata y el sombrero. Abrí la puerta y ella se partió de risa.


- ¿Que ese esto?

- Hola Helena, tiempo sin vernos --con vos de hombre, estirando mi mano--

- ¿Manu? --torció su cara sin entender de que se trataba--

- No te acuerdas de mi --le hice muecas para que me siguiera el juego--

- Emmm noo

- Tu amiga Manuela me dijo que mañana te vas de viaje y que me querías ver

- Raú... --dijo dudosa--

- No sopendeja --le contesté con mi vos de mujer--, obvio que no

- ¿Jorge?

- Si, el mismísimo Jorge

- Como estas de cambiado --levantó su cara riéndose a carcajadas-- te luce esa barba --dándome una caricia--

- Vos cada vez más hermosa --levanté su mano y la hice dar una vuelta--

- Gracias --brillaba su sonrisa blanca y perfecta--

- ¿Puedo pasar?

- Si, si claro pasa pasa


Nos sentamos en el sofá y simulamos ponernos al corriente, hasta que le saqué el tema de lo que llevaba puesto y se sonrojo un poco.


- Era una sorpresa de despedida para mi novio, pero me dejo plantada

- ¿Cómo puede ser uno tan IMBÉCIL de dejar a una mujer como vos esperando?

- No sé, tal vez tenía algo más importante que hacer

- Más importante que ver como se desnudan para ti con esa ropa interior tan sexy --pasé mis manos debajo de las tiras de su sostén-- no lo creo

- Manu --abrió los ojos un poco apenada-- estas loca

- Que no soy Manu --respondí con mi voz de mujer--, soy Jorge y pienso igual que él, sería un desperdicio que hayas comprado todo esto para nada


Eso no tenía por qué ser un misterio para nosotras. Nos hemos vista desnudas infinidades de veces y de viaje, inclusive si nos cogía el día para llegar al aeropuerto hasta nos duchábamos juntas para no perder el vuelo.


- ¿En serió? ¿quieres que te baile a vos?

- A mí no --refunfuñando-- a Jorge --respondí con voz varonil--


Tomé mi teléfono del mueble, deslicé la list de canciones hasta encontrar la que quería: Skin de Rihanna.


- En serio, lo dices en serio --se rio a carcajadas--

- En serio, no voy a permitir que te arregles tan mamacita y nadie lo disfrute

- Esta bien, pero no te rías

- Te lo prometo


Se levantó del sofa y apagó unas cuantas velas para bajar la intensidad de la luz. Se hizo en el medio y empezó a moverse despacito al ritmo de la música.


- Ay no me da pena --se soltó a reír--

- Boba, dale pues que vas bien


Le pasé la botella le dio un trago enorme y me la devolvió. Se hizo de espaldas para evitar mi mirada y así poder sentirse más tranquila. Estaba divina y se movía super delicioso, sus manos iban por sus piernas, levantaban esquivamente la falda y por segundo dejaba ver su ropa interior y su trasero.


- ¡Wow --gritaba-- hermosa!

- No digas nada que me da vergüenza

- Imposible

- Boba en serio


Tomé un trago de la botella y dejé caer mi mano al lado del sofa sosteniendo la botella en el aire.


Se pasó una mano por encima del hombro y otra subió por su espalda, bajándose el cierre del vestido. Paso sus manos por los hombros hasta descubrirlos y se dio la vuelta y al ver que abrí la boca para hacerle un cumplido se apuró a callarme colocando su dedo índice en la boca.


- No puedes decir nada, solo mirar


Asentí con la cabeza, me senté derecha y bajé un poco el sombrero para ocultar mi rostro, así podía sentirse más confiada e imaginar que de verdad era Jorge el que estaba ahi sentado.


Lentamente dejó caer su vestido hasta la cintura, se veía espectacular con ese brasier de encajé y una leve transparencia que permitía ver sus pezones.


Estaba nerviosa, lo sabía, esa forma en que se remoja los labios con la lengua y luego los aprieta dentro de su boca me la conozco desde el colegio. Le quería gritar de todo para hacerla sentir mejor, pero me tocaba guardar silencio y dejarla concentrar.


Se relajó un poco más y empezó a reírse, ahora se divertía. Me colocó cada pie entre las piernas para que le ayudara a desabrochar las hebillas de los tacones y metida en mi papel acaricié sus muslos antes de quitarlos, era algo que Jorge siempre le hacía y la volvía loca. Inclusive sentí como su respiración se alcanzó a agitar en ese momento y después de darle otro trago a la botella se retiró con rapidez.


Volvió a quedar de espaldas, se terminó de bajar el cierre con sus manos hasta más abajo de las caderas y se quitó la falda, bailo un rato acariciándose, cerrando los ojos dio la vuelta, se tocó los senos, el cuello y paso sus dedos por debajo de los ligueros.


- Ya ya --se empezó a reír nervios y se cruzó de brazos con un poco de pudor--

- Bravo, bravo --aplaudía y la halagaba-- perfecto mamacita, perfecto

- Obvio tenía planeado otras cositas --con tono picaro-- pero...

- Ah no, entonces sigue sigue

- No Manu, de verdad me da pena

- Boba ¿pena de qué? ¿pena de mí?

- Ay no sé --se encogió de hombros--

- Güeva ¿cuántas veces nos hemos visto empelota? deja la bobada


Cerro los ojos, sonrió para liberar la vergüenza y retomó donde se había quedado, acariciando su cuerpo mientras se meneaba de lado a lado. Sus mejillas se estiraban por su sonrisa, seguro se estaba imaginando lo que tenía planeado y pensaba como romper esa barrera para poder ejecutarlos.


- ¿Prométeme que no te vas a reír?

- Ya Hache deja la bobada

- Maldita, no me digas Hache que Jorge era el único que me llamaba así

- Te lo dije, soy Jorge --con voz ronca--

- Esta bien --se rio y tiro la cabeza hacía atrás-- esto es lo que le haría a ese papacito


Abrió los ojos y me miró directo a los míos, se acercó al sofa, se dio la vuelta y se sentó sobre mis piernas bailando sobre mi entrepierna moviendo sus nalgas encima buscando lo que obviamente no tengo, un miembro.


- ¿Lo desabrochas por favor? --con su espalda recta--


Con delicadeza, acaricie su espalda desde abajo hacia arriba con mis dedos y pude ver como su piel se erizaba, solté el broche y ella lo sostuvo al frente para que no se cayera. Se levantó a bailar dejando que los movimientos hicieran que las tiras bajaran de forma sensual por sus hombros y luego a turnos con sus manos lo sacó de sus brazos si dejar ver nada.


- ¿Quieres ver Jorge?

- Si, te quiero ver desnuda --respondí con voz de mujer, me tenía asombrada--


Se colocó ambas manos encima de las copas y se acercó pisando fuerte, meneando sus caderas, se montó a horcajadas sobre mí, colocando sus piernas por fuera de las mías, haciendo unos pequeños movimientos sugerente hacia arriba y abajo.


Sabía que era un juego, yo misma fui la que la motivé a hacerlo, pero no podía entender porque mi corazón estaba que se me salía del pecho. Era demasiado hermosa y sexy como para no descomponer a cualquiera al tenerla tan cerca.


«Es mi amiga, MI AMIGA» repetía mentalmente «no la podes mirar así».


Agaché la mirada y ella gentilmente dejando una de las copas caer, me levantó del mentón y espero a que la volviera a mirar a los ojos.


- ¿Quieres ver?

- Si, quiero verte


Ahora que estaba avergonzada era yo, porque esa respuesta no la estaba dando Jorge, la estaba dando Manuela. Mi mano con vida propia se acomodó en su cintura y ella sonrió, bajó su mirada hacía sus senos indicándome donde mirar y cuando lo hice dejo caer su sostén y los cubrió con sus manos. Apreté mi mano en su cintura sin querer.


Ella amasaba sus senos sin quitarme la mirada, sus ojos brillaban y su sonrisa perfecta culminaba con unos mordiscos de su labio inferior. «Maldita sea ¿por qué le pedí que hiciera esto? Nunca la había visto de esta manera ¿por qué ahora?»


Bajo con su mano por la que yo tenía en su cintura y la colocó sobre su corazón, estaba igual o peor que el mío. Luego la deslizó y apretó con su mano encima para que acariciara su seno e hizo una cara de placer exquisita.


Ella me levantó el sombrero para poderme ver bien, me miró directo a los ojos, entre abrió su boca y se empezó a acercar a la mía. Me quedé pasmada, no era capaz ni de moverme y cuando sus labios tocaron los míos me asusté tanto que dejé caer la botella de mi mano y se quebró al chocar contra el piso.


- Lo siento, lo siento --se trató de levantar-- me deje llevar y no sé porque... --dijo ella apenada--


Instintivamente la agarré de la cintura y no dejé que se fuera, le pasé mi mano por el cuello y la atraje hacía mí y nos empezamos a besar. Respirábamos profundo y el corazón nos retumbaba en el cuerpo de la otra. Nunca antes unos besos me habían gustado tanto como los suyos.


- Ay Manu que estamos haciendo

- No sé, pero no quiero parar


El mundo entero despareció, no había nada más que ella para mí, sus labios carnosos y delicados, su lengua mezclándose con la mía, su respiración agitada rozando los gemidos.


No había forma de que esos besos fueran a terminar y no lo hicieron. Nos levantamos de ahi sin separarnos, ni siquiera nos fijamos en donde habían quedado los pedazos rotos de la botella, solo sé que a su cama llegue casi desnuda únicamente con mis tangas.


No mediábamos palabra, no era necesario, nuestros cuerpos decían más y no creo que mi cerebro fuera capaz en ese momento de unir dos palabras de forma coherente.


Ella me besaba el cuello y me retorcía de placer viendo su deliciosa figura con esa ropa tan sensual y esos ligueros apretando sus nalgas. Me empezó a besar les senos y sentía un cosquilleo hasta mi vientre, no sabría como describirlo, bajo marcando el camino por mi esternón pasando por mi ombligo llenándolos de besos y cuando empezó a bajarme las tangas se me vino a la imagen que solo hacía unas horas estaba teniendo sexo con mi novio.


- Hele, preciosa, espera espera


Ella levantó su mirada y me miró ansiosa con su lengua lista para clavarse en mí.


- Antes de venir yo estaba con...


No me dejó terminar, sentí el calor de su aliento en mi sexo, miré al techo y apreté las sábanas con mis manos arrancándolas del colchón.


- Ay Hele...


Gemía sin control se me iba la mente y el alma pensando que una mujer, mi mejor amiga era la que dándome el placer más grande que ningún hombre pudo con su lengua. La forma en que me acariciaba las piernas, jugueteando con sus dedos en mi pantorrilla, detrás de las rodillas en los muslos y luego en mi sexo.


- Ay Hele, por favor, espera... ahhh ahhhh ahhhh


Acariciaba mis labios externos, los tomaba entre sus dedos y luego los metía entre su boca dejando expuesto mi clitoris el cual después tomaba succionando y acariciaba solo por encima de forma delicada con su lengua.


- ¡No puede ser, Hele, Helena Helanaaaaaahhhhhhhhhhh!


Cerré los ojos y me entregué al placer, introdujo uno de sus dedos con las yemas hacía arriba y mientras estimulaba mi clitoris acariciaba presionando la parte rugosa en mi interior hasta que encontró un punto que al presionar me hizo brincar. Ella sonrió y lo uso hábilmente hasta hacerme enloquecer.


- Helena porfa, porfa bebe, espera espera


No sé porque me daba tanta vergüenza venirme estando ella ahi, traté infinidad de veces de aguantarla o al menos de que se quitara de ahí porque sé lo fuerte que me vengo, pero no pude soportar más.


- Helenaaaaaaahhhhhh ahhhhh ahhhhh ahhhh


La espalda se me encorvó por completo, quedé apoyada de la cabeza y las nalgas. Apreté tan fuerte las sábanas mientras me venía que terminé envolviéndonos. Ella degustaba dichosa mi orgasmo sin parar de besar mi sexo y reír. Cada que pasaba su lengua me hacía brincar, le terminé pidiendo, al cogerla del cabello que se quitara de ahí.


Salió de entre las sábanas con una expresión de felicidad que no le veía desde hace mucho tiempo. Nos abrazamos, llenamos de mimos y besos, mirándonos a los ojos sin creer que esto fuera verdad.


Nos acostamos de lado, nos quedamos mirando mientras le acariciaba el rostro con ternura, pasaba mis dedos por sus labios y me mordía los míos recordando sus besos.


- ¿Hele que estamos haciendo?

- No sé, pero ahora te voy a extrañar mas

- ¿No te arrepientes?

- No, nunca, me siento demasiado bien y lo repetiría ¿tu como estas?


Se levantó y se acomodó sobre mí, apoyó su frente a la mía, mirándome a los ojos, encantada de hacerme suspirar al pasar las yemas de sus dedos por mi cintura y la espalda.


- No sé, todavía, pero no te quiero lejos


Nos fundimos en un beso apasionado y tierno, mi corazón retumbaba de nuevo como el de un ratón, coloqué su mano sobre mi pecho para que lo sintiera y ella hizo lo mismo con la mía.


- ¿Estas asustada?

- Demasiado, porque no sé qué decirte

- Alguna vez...

- ¡NO! ¡NUNCA!

- Yo tampoco, pero no puedo negarte que me encanto que fueras vos la primera...


Me volvió a callar con un beso. Sabíamos que las respuestas eran sinceras, no nos guardábamos secretos y ninguna alguna vez paso por una etapa lésbica o curiosa, no hasta hoy, no hasta tenerla bailando desnuda para mí.


La empujé dándole la vuelta y bajé mi mano buscando su sexo. Su ropa interior estaba destilando humedad, las hice a un lado mientras miraba las facciones de su rostro deformarse por la excitación.


- Me gusta ver tu cara de placer, me excita demasiado

- A mí me gusta lo que estás haciendo


Empecé a besarle el cuello y los senos mientras me encargaba con mi mano de darle placer. Me sentía torpe tratando de devolverle el favor y no lo estaba haciendo muy bien, pero gracias a la confianza de nuestra amistad ella bajo sus manos y me mostró la forma en que a ella le gustaba.


Me quedé ahi cerquita, solo viendo su cara angelical, con los ojitos cerrados, su boca entreabierta, sus frenéticos y agudos gemidos, su pecho llenarse y sus pezones endurecer como piedras.


- No pares por favor, así así, sigue así

- No pienso hacerlo, hasta ver tu cara de placer, quiero recordarte así cuando no estés


Abrió sus ojos, me miró directo a los míos con un brillo que me confirmo que esta no era solo una noche de locura, esa mirada era de amor. Ella trataba de sonreír para ocultarlo, pero los gemidos no se lo permitían por mucho tiempo.


- ¡Te amo! --le dije de la nada--


Ella sonrió me dio un beso, cerró los ojos, cruzó las piernas y colocó su mano sobre la mía, mientras su cuerpo la hacía estremecer en oleadas cada que un orgasmo explotaba en mi mano.


Apenas y caí en cuanta de la gravedad de las palabras que le acababa de decir. Sin filtro alguno escupí lo que mi cerebro gritaba sin siquiera pensarlo. Tenía la cara roja por la vergüenza y cuando ella abrió los ojos y me vio así me sentí peor.


- Dilo de nuevo --con sus ojos brillando y una sonrisa de felicidad--

- ¡Te amo! --lo dije de nuevo muerta de susto--

- Yo también ¡TE AMO! --grito como una loca sin importar quien la escuchara--


Nos dimos un gran abrazo y escondimos nuestros rostros detrás de nuestro cuello sin mirarnos. No era algo fácil de aceptar.


- Manu

- ¿Que?

- Eres lo mejor que me ha sucedido en la vida --hizo una pausa extensa-- de verdad

- Si sientes lo mismo que yo siento por ti, te creo


Nos quedamos mirando frente a frente, sin cerrar los ojos con la convicción de unas palabras sinceras. Toda la vida la vi como mi complemento, como mi mejor parte, orgullosa de como nos apoyábamos y animábamos a salir adelante. Ahora entiendo cuando de verdad dices de corazón a alguien que lo amas por encima de todo.


- Hele, esto es verdad ¿no estoy soñando?

- No, esto es de verdad y si fuera un sueño, entonces no quiero despertar


---


No dormimos en toda la noche, hicimos el amor y aunque éramos algo torpes por la inexperiencia, no importaba porque no se trataba de sexo, se trataba de aprender lo que nos hacía falta conocer de la otra, se trataba de hacer el amor.


La luz del día llegó, desnudas en la cama, envueltas en las sábanas, acariciándonos el rostro con cara de idiotas enamoradas no sabíamos que hacer, que seguía para nosotras.


El despertador sonó a las 8 de la mañana anunciando que ya era hora de prepararse para su vuelo. Ella estiró la mano la apagó y me abrazó más fuerte colocando su pierna detrás de mis caderas pegando su frente a la mía.


- No me quiero ir, me quiero quedar para siempre así, quiero despertarme todos los días y saber que estas a mi lado, no quiero que este día termine, no quiero

- Yo tampoco mi vida --hice una mueca-- todavía se siente extraño decirlo

- Dilo de nuevo

- ¡TE AMO¡ --grite con todas mis fuerzas-- ¡TE AMO HELENA FLOREZ!

- ¡TE AMO MANUELA OCHOA! --grito ella después de mi--


Nos besamos y dimos un abrazó que nunca voy a olvidar, me llenaba el cuerpo y el alma.


- Vamos o vas a perder el avion

- Dejame hacerte el amor la última vez

- ¿Acaso es posible decirte que no?


Nos empezamos a besar y la respiración entre cortada nos hacía reír, ella se hizo encima dándose la vuelta entregándome su sexo en la boca y poso la suya en el mío.


Olíamos a sexo y saliva, no nos molestaba para nada saber que estábamos saboreando una vez más el placer infinito de la noche anterior. Ella sin duda, tenía un talento natural para hacer sexo oral a una mujer, yo por el contrario aún tenía mucho que aprender.


- Manu ¿te puedo pedir algo un poco --hizo una pausa-- extraño?

- Lo que quieras

- Me meterías un dedito


Saqué mi mano por debajo de su pierna y metí mi dedo índice en su sexo.


- ¿Así? --mientras lamía su sexo y metía y sacaba el dedo--

- Asi es rico, pero yo... --con tono de vergüenza--


No fue necesario que dijera más, entendí porque le costaba decirlo. Llené mi dedo de saliva y empecé a tocar el agujero en su trasero. Cuando intenté meterlo igual que por delante, me encontré que era algo muy diferente y que no iba a entrar fácil.


- Suave, suave me dijo, sin prisa

- Te va dejar el avión

- Tenemos tiempo


Me metía el dedo en la boca, lo llevaba de saliva constantemente y regresaba a acariciar los pliegues de su agujero con cuidado escuchando sus gemidos atenta a descifrar la forma en que más la excitaba.


Poner la punta del dedo mojada y presionar suavemente era lo que más le gustaba y tenía razón en que me tomara el tiempo. Ese movimiento fue estimulando su trasero y empecé a sentir como si estuviera chupando hacía adentro, abri los ojos para ver, su culito se abría y cerraba hasta que empezó a succionar mi dedo al interior.


- Ay amor, si si así, exactamente así


Dejé mi dedo completamente quieto y me concentré en comerme su sexo con la boca. Ni siquiera me di cuenta cuando el dedo termino por completo adentro y ella empezó a mover su trasero de adelante hacía atrás para que saliera y entrara al ritmo que prefería.


Mi clitoris estaba completamente encalambrado, no había tenido descanso toda la noche y ella se concentraba de una forma tan puntual en el que me hacía perder el ritmo. Gemía tan delicioso que me antoje de saber que era lo que la enloquecía de esa manera.


- ¿Me puedes meter uno a mí?


Dejó de succionar mi clitoris y sentí como escupió una gran cantidad de saliva, usando exactamente el mismo proceso en el mío para prepararme antes de meterlo.


Manuela, ya había tenido un par de experiencias de sexo anal, pero en mi caso todas las veces que lo intenté cuando trataban de meterme el dedo o algo más me arrepentía. Con ella en cambio, entendí que se trataba de darle tiempo, de disfrutarlo. Nunca trato de metérmelo de una como ellos lo hicieron, espero al proceso natural.


- ¿Quieres que te meta otro? --me preguntó--


Para mí era suficiente, me estaba dando demasiado placer solo con un dedito y no quería que me empezara a doler y arrepentirme. Caí en cuenta de que tal vez más que una pregunta era una invitación. Coloqué un dedo al lado del índice y empecé a acariciar su trasero con la yema del dedo y ella empezó a gemir sin control.


- Si amor, si, ese mételo de una


Le hice caso. No fue capaz de seguir dándome lengua, se acercó a uno de mis muslos y ahogó los gemidos clavando sus dientes y sin siquiera meterlo hasta el fondo estaba abriendo la boca para recibir su orgasmo. Ella regreso a mi sexo, me separó las nalgas y no sé qué me tocó por detrás que me hizo venir de inmediato.


- Ay Helena, me mataaaaaaaaaaahhhhhhhhhhs


Se dio la vuelta, me levantó las manos por encima de la cabeza y compartimos los fluidos con la lengua mientras que ella simulaba mover su pelvis como si me estuviera penetrando.


- Ay Manu, me encantas, no te imaginas lo que acabas de hacer

- Que cosa, date mi virginidad de culito

- No, volverme más adicta a ti


Me soltó las manos y dimos vueltas por toda la cama riendo.


- ¿Me prometes que me vas a ir a visitar?

- Amor ese viaje no tengo como pagarlo, pero te espero, eso si te lo prometo

- Acaso vas a terminar con...

- Ya no puedo estar con nadie más que no seas tu Helena

- ¡TE AMO! ¡TE AMOOOOOO! --gritaba como loca--


Al fin logré sacarla de la cama y meternos a la ducha, donde obviamente tampoco nos aguantamos a darnos los últimos toques de placer y besarnos bajo el agua caliente.


---


Llegamos al aeropuerto justo a tiempo para hacer el check-in. La chica que nos estaba recibiendo las maletas se le veía esa cara de asco al notar nuestra cercanía, sin dejar de reparar que las dos teníamos el cabello mojado.


Fue raro, sentirme por primera vez juzgada y tal vez repudiada por ser lesbiana. Las dos nos miramos y sin siquiera hablar sabíamos lo que teníamos que hacer. Me abrazó de frente, me corrió el cabello detrás de la oreja, me miró con ternura y me dio un par de besos empalagosos.


- Te voy a extrañar mucho, mi amor

- Yo más, mi vida


Le di un abrazó y ocultamos la risa detrás de la cara de la otra, al darnos cuenta que ella se había dado la vuelta para no vernos. Timbró el tiquete con la información de las maletas y le pidió al siguiente que pasara regalándonos una sonrisa hipócrita.


La hora más corta de mi vida, la tuvimos en la sala de espera, es como si ese tiempo hubiera desparecido. La llamaron a abordar, nos abrazamos muy muy fuerte y nos quedamos ahí con los ojos cerrados llorando.


- Prométeme que me vas a esperar

- Te lo prometo mi amor y tú no te vas a conseguir otra por allá ¿cierto?

- No, tú eres y serás la única mujer de mi vida

- Hombres tampoco, promételo

- Ni hombres ni mujeres, solo te quiero a ti conmigo. Te lo prometo

- ¿Me vas a llamar todos los días?

- Todos y te voy a decir un montón porquerías --se rio con fuerza--

- ¿Y me vas a dejar verte bailar como anoche?

- Si me dejas ver como te tocas, todas las veces que quieras


Nos miramos a los ojos, se nos salieron las lágrimas y nos regalamos el último beso.


- Señorita, ya van a cerrar las puertas --nos interrumpió con amabilidad una de las azafatas--


Nos dimos el último abrazo, la llené de mil besos y por poco no somos capaces de soltarnos de las manos, hasta el último segundo nos tomamos de los dedos.


- Helena, eres mi mejor amiga y mi compañera del alma


Soltó su mano, se montó a la banda transportadora y mientras se alejaba vi esa mirada de amor infinito.


- ¡TE AMO! ¡TE AMO MANUELA OCHOA!


Me robo la última sonrisa mientras me sacaba las lágrimas.


---


Nuestra relación continuó a distancia y como nos prometimos TODOS los días hablamos o hicimos video llamadas.


A Helena le fue demasiado bien en el intercambio, tanto así que le ofrecieron una beca para hacer una maestría y hasta empleo para mantener sus gastos.


Pese a la gran oferta no se aguantaba más tiempo sin estar juntas y cuando rechazó el puesto y le preguntaron el motivo. La misma universidad consiguió un permiso para recibirme de intercambio y si era igual de estudiante que ella me daban los mismos beneficios de la beca, lo único que teníamos que pagar era el tiquete de avión.


Conseguimos la plata prestada entre amigos y familiares y hace 2 años que vivo en Canadá con mi mejor amiga y el amor más grande de mi vida. Aprovechando que acá es legal el matrimonio de personas del mismo sexo dentro de unos meses nos vamos a casar.


Esa es la historia que me cambio la vida, la historia que nos hizo descubrir que a veces, tu gran amor siempre ha estado a tu lado.


---


Escrito: Manuela

Editado: Agata

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Categoria: Lésbicos
Fecha de Publicación: 2023-09-11 19:23:30
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5 Comentarios

Brutal , casi tan igual a mi vida real de hoy en día ,mi mejor amiga es el amor de mi vida ❤️y la amo con locura

2024-02-06 15:24:51

@laperri todas necesitamos un "buena amiga" cerca jajajaja


Att: Agata

2023-09-21 10:04:38

Ufffff me encanto este relato yo por que no consigo una amiga igual, no la quiero la necesito

2023-09-17 13:11:51

Uuf, que rico. Excitante, pero por favor suban imagenes de sus encuentros para poner a volar más la imaginación.

2023-09-14 22:49:35

Brutal. chicas, brutal

2023-09-13 20:57:01