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El encanto de su mente pervertida

Recuerdo muy bien ese día, ella paso por mí en su carro, se veía tan atractiva, un vestidito negro cortico, sus senos gigantes tallados en la tela, sus piernas gruesas descansando sobre la silla, recuerdo que al subir me recibió con un beso delicioso, de esos que te electrifican el cuerpo, y tensionan todo bajo tu pantalón, el beso me incitó, no pensé mucho, no dude en responderlo, me abalance y la empuje contra su silla, la bese con todo el deseo que estaba reprimido, nuestras conversaciones de camino a que ella me recogieran habían encendido la velita del deseo, así que sin más deje que mi mano se escapará bajo su vestido para descubrir que no traía ropa interior, el calor que brotaba de su cuerpo solo era superado por lo húmedo de su entrepierna, ella respiraba más fuerte, nuestras bocas jugaban una interminable guerra por dominar los labios del otro y nuestras lenguas se escapan suavemente para jugar húmedamente. Sus piernas se abrieron un poco más y su mano empujaba la mía para empezar a jugar dentro de ella, no fue particular me difícil, su mente estaba tan activa que no dudo en pedirme que la tocará, sus dedos me mostraron el camino, jugando suavemente alrededor de su vagina, sintiendo su néctar entre mis dedos, era cálido, viscoso, delicioso, empezó a salir ese aroma único e inconfundible, dejaba de besarme para soltar uno que otro gemido, suave, tenue, que a mi oído se escuchaba como lira de dioses, sentirla nerviosa por el lugar, pero al mismo tiempo intrépida al pedirme que continuará alimentaba mis ganas de perder el control; mis dedos pronto estaban dentro de ella, uno se escapaba con un poco de ese fluido calientico para rozar los labios de su vulva, y encontrarse suavemente con su clítoris, ella con su mano libre, la llevaba a sus senos y apretaba de manera muy sensual, mientras me mordía los labios y me susurraba que quería más, con mi otro dedo recuerdo estimular suavemente su interior, sentir ese calor bajar hacia mi mano, y sus movimientos de cadera empezando a buscar que mi dedo entra más. De la nada me dijo entre labios, usa los dos dedos, eso me enloqueció, su voz era perfecta, y ese jadeo interminable, solo pausado por una que otra respiración hizo que mis dos dedos empezaras a rozarla con más fuerza, recuerdo usarlos dentro de ella como si le dijeran que viera hacia mí, eso le encantaba, su movimiento de cadera era cada vez más pronunciado, su mano dejo sus senos, y se escapó como pudo dentro de mi pantalón, tenía una erección tan deliciosa, y la dureza de su mano la reafirmo aún más, como podía me empezó a masturbar, mientras me pedía que no parara con mis dedos, que quería más, llevo su otra mano a su boca, pasando sus dedos en medio de nuestras bocas, y empapándola de nuestra saliva, empezó a rozar su clítoris mientras yo la seguía estimulando con mis dedos, no paso mucho cuando sentí ese chorrito en mi mano, un calor con un aroma espectacular, recuerdo que me dijo quiero más, entre un grito sordo, que me incitó aún más, fueron dos o tres mojaditas más, hasta cuando sin aliento, como si no respirará se quedó quita, su mirada se perdió.... y volvió a respirar, mirándome a los ojos y mordiéndose los labios me dijo, ¿nos vamos? lo que sigue es para otra historia, solo puedo decir que es de los momentos más excitantes de mi vida, ver el placer en sus ojos y escucharlo de su boca y sentirlo en mi mano.

ermruiz06

Soy hombre heterosexual

visitas: 268
Categoria: Hetero: General
Fecha de Publicación: 2024-04-25 14:23:33
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